Desconozco esa puerta luminosa,
Esa de la cual todos hablan.
Aquella en la que tu siempre sueñas.
Llegan ellos.
Sus arrugas, sus velas, su aura...
Su todo me ciega.
Ellos despiden plegarias insonoras.
Sonidos que me aterran.
Palabras que te alejan.
Piensan que pueden cumplir tus deseos,
asumen que pueden suturar mi hueco.
Se acercan, me acerco.
Pero no estoy allí.
Vuelo,
me desvanezco,
me adormezco.
Algo se levanta.Pero todo se oscurece.
Me enciendo,
finalmente lo entiendo.
La verdad me marea.
Corro, es tonto.
Pero lo tonto lo es todo ahora.
Por que otra vez todo se extinge
y la suerte de nirvana me toma.
Me lleva.
Susurrando mentiras,
propagando canticos oscuros llenos de falsas promesas.
Engaños repletos de tontas fantasias.
Que solo alguien tan vacia como yo creeria.
El hueco se abre.
Ella vuelve...
La nada.
El todo incoloro.
Aquella amiga perpetua.
La que nunca traiciona.
Ella,
la que nunca se queja.
Esa que siempre me aqueja.
La única que me seda.
Me aferro.
Aunque sé...
lo retorcido y enfermo de ello.
Lo falso del sentimiento.
Algo imposible.
Ya que ni siquiera tu lo lograbas.
Tú mi más adorado.
Tú que nisiquiera a mi llegabas.
Nada,
nadie lo hace.
Ya que yo soy la nada.
El vacio es mi alma.
Lo insonoro,
lo incoloro,
soy yo en toda mi escala.
Mis sentimientos se fueron con aquel suspiro.
El que soltaste despues de tu ultima plegaria.
Recuerdos negros de un ya borroso instante.
Momentos, segundos... del todo.
Del ahora.
Anhelos inutiles de cambiar aquello.
Nostalgia superflua,
de ese lejano día.
Aquel en el que me convertí en ella.
Esa que yo temía.
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